Con el trabajo incumplido, Elon Musk ha anunciado que abandona oficialmente la Casa Blanca 130 días después. Con un saldo de 250.000 trabajadores federales menos (entre despidos y renuncias) y un ahorro declarado, aunque no confirmado, de 175.000 millones de dólares, el magnate dejará su rol al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), el organismo consultivo encargado de ejecutar una drástica reducción del gasto federal de Estados Unidos.
El hombre más rico del mundo desmanteló agencias y programas sociales, despidió y forzó la renuncia de funcionarios y empleados federales, e invadió ilegalmente la autoridad del Congreso con sus radicales medidas, según numerosas órdenes judiciales. Pero se quedó lejos de su objetivo prometido en campaña: reducir el déficit federal en dos billones de dólares, una aspiración que finalmente rebajó al billón. No solo no ha logrado recortar el déficit, sino que ha seguido aumentando desde el aterrizaje de Musk a Washington.
El director ejecutivo de Tesla y SpaceX, Elon Musk, con su hijo X Æ A-Xii, junto al presidente Donald Trump, el 11 de febrero en la Casa Blanca.
El trabajo del DOGE seguirá, según avanzaron medios estadounidenses, en manos del ultraconservador Russell Vought, quien también ostenta el cargo de director de la oficina de presupuesto, en el que ha estado en plena coordinación con el equipo de Musk. Su salida de Washington llega un día después de expresar su "decepción" con el proyecto de ley de rebaja fiscal y presupuestos apoyado por el presidente Donald Trump en el Congreso, que se prevé que añadirá 2,3 billones de dólares al déficit en la próxima década es aprobados por el Senado.
El consejero delegado de Tesla ha anunciado su decisión, que ya avanzó en abril, a través de su cuenta en su red social, X: “Ahora que mi mandato como empleado especial del Gobierno llega a su fin, me gustaría dar las gracias al presidente @realDonaldTrump por la oportunidad de reducir el gasto superfluo. La misión @DOGE no hará más que reforzarse con el tiempo, a medida que se convierta en una forma de vida en todo el Gobierno”. Poco después, un funcionario de la Casa Blanca ha confirmado que su “salida” de Washington es efectiva desde “la noche del miércoles”.
Musk logró un cargo en la istración, como “empleado especial”, después de apoyar a Trump durante la campaña electoral, media hora después de su intento de asesinato en Butler (Pensilvania). Desde entonces, se volcó con actos por todo el país, principalmente en Pensilvania, en los que sorteó millones de dólares entre aquellos que se registraran para votar.
En cuatro meses, se convirtió en el mayor donante individual del republicano, con contribuciones de alrededor de 250 millones de dólares, así como en uno de los principales activos de su campaña. Desde entonces, los s de su red social, X, constataron una mayor presencia de publicaciones cercanas a la línea ideológica MAGA (Make America Great Again), que promocionaron teorías de la conspiración como la de una invasión y un reemplazo demográfico a través de la frontera sur con México. Finalmente, Trump le prometió un cargo en el gobierno, aunque ya desde el principio se supo que no se quedaría durante los cuatro años del mandato. El primer día de su presidencia, firmó una orden ejecutiva con la que creó el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE).
Elon Musk, consejero delegado de Tesla
“La misión del DOGE no hará más que reforzarse con el tiempo y se convertirá en una forma de vida en todo el Gobierno”
Pero la brecha abierta entre Musk y el presidente Trump no tardó en abrirse. Comenzó a ser notoria después de una fatídica reunión de Gabinete, en la que algunos secretarios, como el de Estado, Marco Rubio, criticaron abiertamente que hubiera tomado de forma unilateral algunas de sus medidas. Entre ellas, el desmantelamiento de la agencia de ayuda exterior (USAID) o el ultimátum a todos los funcionarios con un correo en el que pedía que declararan lo que habían hecho en la última semana o iban a ser despedidos.
La confrontación se intensificó con el paso de las semanas, hasta que Trump anunció que iba a tomar cartas sobre el asunto y devolver a los secretarios la autoridad sobre los recortes en sus propias agencias y departamentos. Poco después, Musk anunció que su tiempo en política estaba llegando a su fin, tras constatar que sus controvertidas políticas y comportamiento estaban repercutiendo negativamente en sus empresas y desplomando su valor en bolsa. El magnate también anunció que iba a dejar de hacer donaciones políticas, algo que lleva haciendo a lo largo de toda su trayectoria empresarial, tanto para candidatos demócratas como republicanos.
Este martes, la cadena CBS publicó un extracto de una entrevista que será emitida el domingo en el que Musk criticaba por primera vez abiertamente a Trump. Concretamente, dijo que se sentía decepcionado por el proyecto de ley republicano apoyado por el presidente en el Congreso, que se prevé que añadirá 2,3 billones al gasto federal en la próxima década si finalmente transita el rocoso camino de su aprobación en el Senado.
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“Francamente, me decepcionó ver el enorme proyecto de ley de gastos, que aumenta el déficit presupuestario, en lugar de reducirlo, y socava el trabajo que está realizando el equipo DOGE”, dijo Musk en el extracto, publicado en las redes sociales de la cadena CBS. Esta iniciativa legislativa incluye algunas de las principales promesas de campaña del republicano, que la ha apodado como el “gran y hermoso proyecto de ley” y “el más trascendental de la historia” del país.
La iniciativa impulsa algunas de las promesas electorales de Trump: la ampliación de la rebaja fiscal a los multimillonarios aprobada en su primer mandato, el fin de los incentivos a las energías limpias promulgados por Joe Biden y recortes por valor de 1 billón de dólares en programas sociales, incluido el plan de seguro médico para familias de bajos ingresos (Medicaid) y los cupones de alimentos del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria.
Pero, aun así, no cumplirá con el que debía ser uno de sus mayores propósitos: la reducción del déficit presupuestario, que se ha incrementado con las sucesivas istraciones, especialmente durante el primer mandato de Trump.
Además de la rebaja fiscal y los recortes, prevé ampliar el gasto público en la construcción del muro en la frontera con México, en personal e instalaciones para la deportación masiva de inmigrantes y en la inversión en Defensa, incluido el primer paquete de la “Cúpula Dorada”, el escudo antimisiles que quiere desarrollar Trump en los próximos tres años y que costará 175.000 millones de dólares.
Tras cuatro meses en la oficina situada en un edificio contiguo a la Casa Blanca, Musk se va del Gobierno, pero su estilo destructivo y revolucionario quedará impregnado en el DOGE, en la istración y en la historia de Estados Unidos.