En la rampa de salida de la Casa Blanca, Elon Musk se ha quitado la gorra MAGA, que lo identificaba como un fiel asesor de Donald Trump, y ha expresado sus primeras críticas al presidente desde que regresó al poder en enero impulsado, en parte, por sus multimillonarias donaciones. En un extracto de una entrevista con la cadena CBS, que se publicará al completo el domingo, el líder del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) se ha mostrado “decepcionado” con el megaproyecto de ley de gasto y rebaja fiscal de Trump, que fue aprobado la semana pasada en la Cámara de Representantes y afronta ahora un camino rocoso en el Senado.
La iniciativa legislativa –que incluye algunas de las principales promesas de campaña del republicano y que Trump ha apodado como el “gran y hermoso proyecto de ley”, “el más trascendental de la historia” del país– “incrementará el déficit presupuestario y socava el trabajo que está realizando el equipo de DOGE”, denuncia Musk. El hombre más rico del mundo anunció en abril que prevé abandonar pronto el organismo asesor para centrarse en sus empresas, especialmente Tesla, cuyo valor en bolsa se ha desplomado en los últimos meses por la impopularidad de sus drásticas medidas y por las múltiples controversias que lo rodean.
Las críticas de Musk embarrarán todavía más el difícil proceso de aprobación del proyecto de ley en el Senado, donde los republicanos de línea dura aseguran que tienen los votos necesarios para tumbarlo. La iniciativa impulsa algunas de las promesas electorales de Trump: la ampliación de la rebaja fiscal a los multimillonarios aprobada en su primer mandato, el fin de los incentivos a las energías limpias promulgados por Joe Biden y recortes por valor de 1 billón de dólares en programas sociales, incluido el plan de seguro médico para familias de bajos ingresos (Medicaid) y los cupones de alimentos del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria.
En pocas palabras, el proyecto de ley facilitará la vida a los más ricos y la dificultará a los más pobres. Y aun así no cumplirá con el que debía ser uno de sus mayores propósitos: la reducción del déficit presupuestario, que se ha incrementado con las sucesivas istraciones, especialmente durante el primer mandato de Trump.
La Oficina Presupuestaria del Congreso calcula que el “gran y hermoso” proyecto añadirá alrededor de 2,3 billones de dólares al déficit en la próxima década. Además de la rebaja fiscal y los recortes, prevé ampliar el gasto público en la construcción del muro en la frontera con México, en personal e instalaciones para la deportación masiva de inmigrantes y en la inversión en Defensa, incluido el primer paquete de la “Cúpula Dorada”, el escudo antimisiles que quiere desarrollar Trump en los próximos tres años y que costará 175.000 millones de dólares.
En la opinión de Musk, que prometió durante la campaña que con su acción drástica iba a reducir el déficit en “dos billones de dólares” y luego rebajó la aspiración a un billón, “un proyecto de ley puede ser grande o hermoso, pero no tengo claro que pueda ser ambos”.
Elon Musk, consejero delegado de Tesla
“Un proyecto de ley puede ser grande o hermoso, pero no tengo claro que pueda ser ambos”
El consejero delegado de Tesla asegura que la iniciativa socavará su trabajo, aunque lo cierto es que, después de despedir a más de 250.000 funcionarios y empleados federales, de cerrar siete agencias federales y desmantelar numerosos programas sociales, su trabajo en el DOGE tampoco ha cumplido sus objetivos. Según la página web del departamento, ha ahorrado a la istración 175.000 millones de dólares, aunque no aporta evidencia de dónde sale esta cifra, que ha sido desmentida por múltiples análisis.
A pesar de que la rebaja fiscal beneficiará a los de su clase social, la aprobación del proyecto de ley podría ser una mala noticia para Tesla, pues terminará las ayudas de 7.500 dólares a los compradores de vehículos eléctricos, que formaban parte del paquete legislativo climático aprobado durante la era Biden, que incluyó la mayor inversión en energías verdes en la historia del país. Ahora que Musk se aparta de la política para centrarse en sus empresas, su interés personal está por encima de cualquier otro.
Sus críticas llegan después de que uno de los líderes del Partido Republicano en el Senado, Rand Paul (Kentucky), criticara esta semana el proyecto de ley porque sus recortes son “débiles y anémicos” y “harían explotar la deuda”. El senador aseguró que tiene los votos “suficientes” como para tumbarlo y forzar significativos cambios, pero eso obligaría a devolverlo a la Cámara de Representantes, donde se aprobó por tan solo un voto después de un arduo debate.
Mientras tanto, Trump sigue presionando a los legisladores para que dejen de lado sus diferencias y voten la iniciativa, en la que se juega parte de su capital político. El presidente fue la semana pasada al Capitolio y pidió en persona a los congresistas que votaran a favor, y realiza a diario publicaciones en sus redes sociales en este sentido, en las que ridiculiza a los legisladores díscolos.