Musk se retira de Washington y afirma que no hará más donaciones políticas

El capitalismo en EE.UU.

El empresario llegó a donar 290 millones de dólares a la campaña de Donald Trump

Elon Musk, ante una imagen del Model 3 fabricado en Shanghái, en enero de 2020

Elon Musk, ante una imagen del Model 3 de Tesla  fabricado en Shanghái, en enero de 2020

REUTERS

La figura de Elon Musk empieza a evaporarse en Washington en medio de una mala fama que no cesa de crecer.

El empresario anunció ayer que planea recortar sus gastos –los llama donaciones– para actividades políticas. “Ya he hecho suficiente”, afirmó en el Qatar Economic Forum.

En esa intervención aseguró que iba a invertir mucho menos en el futuro en cuestiones vinculadas con la política. Musk, sin embargo, dejó de lado la pregunta que le formularon sobre si esta decisión es una respuesta al rechazo que ha recibido por su destacado papel en la reestructuración del Gobierno federal. Esta actividad ha estado marcada por su liderazgo en los recortes presupuestarios y de personal desde el denominado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE).

“Si veo una razón para volver a invertir en política en el futuro, lo haré. En la actualidad no veo ninguna razón”, sostuvo.

Musk aportó más de 290 millones de dinero en apoyo a Donald Trump y a los republicanos en la carrera electoral del pasado año. De esta manera, se estableció como el mayor donante y la fuerza más influyente en el panorama político.

Musk también intentó influir en elecciones locales, como la decisión en las elecciones del pasado abril para nombrar un puesto para el Tribunal Supremo de Wisconsin. Ni el derroche a espuertas del hombre más rico impidió que ganara la magistrada liberal Susan Crawford. Musk sufrió un gran batacazo y fue la prueba evidente del rechazo social que había despertado su actividad como mano derecha de Trump.

Su actuación en el Gobierno ha provocado boicots a Tesla, sus coches eléctricos, e incluso ataques físicos a estos vehículos, convertidos para muchos en símbolo del fascismo.

La reputación de sus empresas ha caído espectacularmente. Tesla era la octava compañía en el ranking de popularidad en el 2021 y hoy se encuentra en el puesto 95, mientras que SpaceX ha sufrido un desplome similar.

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