Shosa, un androide cultivado en la cultura japonesa que permite interpretar los movimientos de su interlocutor y reproducirlos para corresponder a sus emociones de manera plenamente empática. Esta denominada inteligencia somática, es decir, la conexión entre cuerpo y mente en la comunicación no verbal, tiene grandes aplicaciones para la sociedad nipona, con una elevada tasa de suicidios y de personas que viven en completa soledad.
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