El corazón es uno de los órganos más importantes del cuerpo humano y, al mismo tiempo, uno de los más vulnerables. Con el paso de los años, y en algunos casos debido a hábitos poco saludables, su función puede deteriorarse. Entre las afecciones más comunes se encuentran la insuficiencia cardíaca y la arritmia o fibrilación auricular, dos trastornos que, aunque pueden confundirse, son distintos.
A grandes rasgos, la insuficiencia cardíaca se produce cuando el corazón no logra bombear suficiente sangre para abastecer el resto del organismo. Como consecuencia, se acumulan líquidos en los pulmones, las piernas y el abdomen. Profesionales del Hospital Clínic Barcelona explican que, en condiciones normales, el corazón bombea sangre a todo el organismo, pero cuando no tiene la fuerza normal, esta sangre se acumula.
La arritmia, en cambio, se caracteriza por una alteración del ritmo cardíaco. Las aurículas se activan y se contraen de forma desorganizada, irregular y poco eficaz, lo que provoca que los latidos ventriculares irregulares. El doctor Lluís Mont, arritmólogo del Hospital Clínic Barcelona, subraya que “la fibrilación auricular es una arritmia que consiste en la pérdida del ritmo cardíaco porque la actividad eléctrica de la aurícula se desorganiza”.
La fibrilación auricular es una arritmia que consiste en la pérdida del ritmo cardíaco porque la actividad eléctrica de la aurícula se desorganiza
Los síntomas de ambas afecciones también presentan diferencias. La insuficiencia cardíaca suele desarrollarse de forma progresiva, con episodios en los que los síntomas se intensifican, aunque en algunos casos puede aparecer de manera aguda y sin antecedentes.
Entre los signos más frecuentes se encuentran el cansancio o fatiga, la dificultad de respirar al hacer esfuerzos o al tumbarse boca arriba, la hinchazón, el ritmo cardíaco rápido o irregular —esto podría confundirse con la arritmia—, la tos persistente o sibilancias, el incremento de la necesidad de ir a orinar por la noche, la retención de líquido que provoca subidas de peso, la pérdida de apetito y náuseas, y la posible disminución de lucidez mental.
En el caso de la fibrilación auricular, los síntomas pueden ser menos evidentes. Lo más habitual es sentir palpitaciones, una sensación de latido irregular que puede desaparecer en minutos u horas o, en algunos casos, prolongarse durante largos períodos. También pueden presentarse mareos e, incluso, pérdida de conocimiento. En ocasiones, se presentan signos poco específicos, como cansancio o fatiga, similares a los observados en la insuficiencia cardíaca, lo que puede retrasar su diagnóstico hasta que surgen complicaciones.
Ambas afecciones están relacionadas con el envejecimiento y suelen afectar a personas de edad avanzada. La insuficiencia cardíaca se presenta en entre un 10% y un 20% de las personas de entre 70 y 80 años, mientras que la arritmia afecta a un 25% de los mayores de 80 años. En ambos casos, puede existir un componente hereditario. En cuanto a la insuficiencia cardíaca, la causa más frecuente es la obstrucción de las arterias coronarias. Un ejemplo son las personas que han tenido infartos de miocardio. Cualquier enfermedad de las arterias presenta un factor de riesgo significativo.
Otra de las causas incluyen la propia arritmia, ya que el ritmo cardíaco acelerado puede debilitar el corazón. A su vez, la insuficiencia cardíaca también puede desencadenar una arritmia al provocar alteraciones o daños en las aurículas. Estas lesiones suelen generar cicatrices o impedir que las aurículas se activen de manera uniforme, favoreciendo así un latido irregular. El doctor Mont añade: “El gran grupo de personas que tienen arritmia, pero que no tiene ninguna enfermedad cardíaca, es por la hipertensión”. Otros factores de riesgo son la diabetes, la obesidad y ciertas afecciones de salud puntuales.
El gran grupo de personas que tienen arritmia, pero que no tiene ninguna enfermedad cardíaca, es por la hipertensión
El pronóstico de la insuficiencia cardíaca varía según su causa. Seguir las indicaciones del equipo médico, tomar la medicación prescrita y acudir a controles periódicos es fundamental para mantener la enfermedad bajo control. En muchos casos, especialmente tras una intervención, es posible llevar una vida normal. “La insuficiencia cardiaca tiene tratamiento. El pilar básico es que cambies tu estilo de vida”, señala Evelyn Santiago, enfermera del Hospital Clínic Barcelona.
La arritmia también puede tener un pronóstico favorable, aunque en pacientes con otras enfermedades cardíacas puede agravar su estado. A largo plazo, puede derivar en complicaciones crónicas. Una de ellas es la insuficiencia cardíaca y otra es el riesgo de tromboembolismos, que se producen por la formación de coágulos de sangre o trombos debido a su acumulación. Si un coágulo obstruye una arteria cerebral, pueden causar un ictus; si bloquea una arteria coronaria, puede provocar un infarto de miocardio. Por eso, cuando no se trata adecuadamente, la arritmia puede representar un riesgo aún mayor que la insuficiencia cardíaca.