Unas 300 personas se han concentrado este viernes al mediodía en Sant Adrià de Besòs (Barcelonès Nord) para rechazar la agresión con un objeto punzante que el martes sufrió un profesor del Instituto Escuela La Mina al final de la jornada lectiva. La protesta, convocada por la Asamblea de Trabajadoras del centro educativo, ha querido ser un clamor para decir “ya es suficiente” ante lo que definen como una “línea roja traspasada” en una situación creciente de violencia “que terriblemente se está normalizando”. Aseguran sentirse “vulnerables” ante sistemáticas faltas de respeto, amenazas y agresiones, y apremian a las istraciones a desplegar medidas de seguridad física y emocional, así como un plan para mejorar la convivencia en el barrio.
Estos hechos nos han hecho mucho, mucho, muy mal”, lamentó la directora del Instituto Escuela La Mina, Marta del Campo, en referencia a la agresión con arma blanca a un compañero, “la situación más dura nunca vivida al frente del centro”. Aseguró que a estas alturas todavía no saben quién fue el agresor” y un equipo educativo que ha llegado a una situación “insostenible”.
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Del Campo achacó el suceso a “una pérdida continua de respeto y autoridad” hacia el profesorado, equipo directivo, conserjes, monitores y todos los profesionales de la comunidad educativa. Un colectivo “que está al servicio del alumnado y las familias, que trabaja de forma apasionada y convencida”, ha remarcado durante la protesta de este viernes, que ha reunido a alumnado, familias y profesionales del centro, así como vecinos y trabajadores del CAP del barrio.
Para la directora, la agresión con arma blanca de esta semana es un punto de inflexión que se asimila a otra agresión ocurrida en marzo en el patio del centro, cuando dos mujeres golpearon a una madre del centro. Aseguró que son hechos “muy graves y terribles” que impactaron de lleno a una comunidad educativa ya tocada anímicamente por un entorno hostil creciente en los últimos meses.
Profesores y alumnos en la concentración de protesta .
Del Campo, que lleva nueve años en la dirección de este centro donde hay 650 alumnos matriculados, sostiene que el proyecto educativo está “consolidado y reconocido, porque es muy potente y cuenta con el compromiso de todo el claustro y el equipo social”. Pero lamentó que las agresiones “lo han hecho tambalear todo” y han extendido al barrio una sensación “de absoluta impunidad”. “Estamos todos compungidos, como muchos profesionales que llevan años trabajando aquí, pero ahora tienen una vibración extraña de miedo”, ha añadido.
Los compañeros del docente agredido se han mostrado especialmente tristes. Tres días después del suceso, aseguraron que su labor en las aulas se ha convertido en una “lucha” que les ha superado. “No podemos más, trabajar en la educación se ha convertido en un riesgo para los docentes de este centro, pero también para los de muchos institutos de Catalunya”, ha asegurado la orientadora del INS La Mina, Imma Puente.
No es normal que apuñalen a un compañero y que al día siguiente tengas que trabajar o te expedientan
El profesorado “cada día” está sometido a agresiones físicas y verbales, entre las que se encuentran amenazas de muerte, intimidaciones y un acoso constante. Arnau Cuesta, profesor de Ciencias Sociales, hizo un llamamiento al conjunto de la sociedad a “no normalizar” este escenario, al tiempo que instó a las istraciones a “ponerse las pilas”.
Y es que los docentes se han mostrado “decepcionados” con el apoyo institucional recibido en los últimos días. Enara Lizarza, profesora de Biología, ha resaltado que “para nada” se han sentido acompañados. “No es normal que apuñalen a un compañero de trabajo y al día siguiente tengas que trabajar con normalidad desde primera hora, bajo el riesgo de ser expedientado si paras”, criticó con la voz rota de emoción, asegurando que el miércoles el profesorado “no estaba capacitado” para ejercer con normalidad.
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“Estamos muy removidos”, recalcó, mientras pidió al Departament d'Educació más medidas para frenar la situación que viven en las aulas, “y no se trata sólo de policía”. Lizarza ha subrayado que necesitan “apoyo emocional” tanto para los docentes como para muchos alumnos “que tienen situaciones muy complicadas en casa y que llegan al instituto e impregnan todo el entorno”. “Queremos sentirnos seguras y libres”, enfatizó.
Desde la dirección, en cambio, Marta del Campo destacó el apoyo recibido “desde el primer minuto” por parte de la directora de los Serveis Territorials del Departament d'Educació, así como el acompañamiento psicológico y istrativo. También ha agradecido la actuación de la USAV (Unidad de Apoyo al Alumnado en Situaciones de Violencia).
Con todo, la directora también reclamó más herramientas para reconducir la situación, “con un plan concreto, un calendario, unas actuaciones y más recursos para el barrio” que contribuyan, dijo, a poner fin a la sensación de “vulnerabilidad” que siente “a diario” el equipo educativo y faciliten la convivencia.