Aunque el PP gana escaños en todas las encuestas, a Pedro Sánchez no le va mal. Esto se debe a que la buena situación económica hace que todo lo demás no cotice electoralmente. Esto explica que esté fagotizando todos los partidos que están a su izquierda y que el electorado se desplace a planteamientos económicos más conservadores. Algo muy similar a lo que se está produciendo en otros países de la Unión Europea.
Una parte muy importante del electorado de Sumar y Podemos, cansados de sus peleas, muestran su intención de votar al PSOE, que ha asumido una buena parte de los planteamientos más progresistas. Esto está provocando que los socialistas más moderados muestren su intención de pasarse al PP.
Mientras el ciclo económico no cambie, el Gobierno no sufrirá un gran desgaste
Alberto Núñez Feijoo, por su parte, se ve obligado a asumir políticas económicas centristas. A su vez, el ala más conservadora se desplaza ideológicamente a Vox. El partido de Santiago Abascal se identifica con los planteamientos trumpistas de un radical recorte del gasto público, bajada de impuestos y mayor control de los inmigrantes.
En definitiva, la descomposición de la extrema izquierda y radicalización de la extrema derecha a quien más beneficia es al actual presidente del Gobierno, según todos los sondeos de opinión que se vienen realizando en las últimas semanas, incluido el CIS de José Félix Tezanos. La coincidencia es notoria, aunque existan matices y diferencias respecto al reparto de escaños.
Es decir, Sánchez está gestionando bastante bien para sus intereses. Mientras el ciclo económico no cambie, lo cual no parece que sucederá en la presente legislatura, el Gobierno no está sufriendo un gran desgaste. Ni el deterioro institucional ni los casos de corrupción parecen afectarle electoralmente.
Incluso las grandes catástrofes como la dana de Valencia o el apagón eléctrico y de las telecomunicaciones no parecen cotizar electoralmente. El Gobierno reaccionó con rapidez a la hora de crear un relato y culpar a otros. Las inundaciones fueron culpa de Carlos Mazón por no alertar a tiempo a la población y las ambiciosas eléctricas son las responsables de haber dejado a España en el dique seco.
El fuerte crecimiento de la deuda pública y que haya déficit en pleno ciclo expansivo y con un boom de recaudación fiscal tampoco tienen reflejo en los sondeos. Tal vez algo más la falta de vivienda y de oportunidades para los jóvenes, pero tampoco demasiado. El presidente Sánchez está obligado a dar alpiste a su electorado y a sus socios, igual que se da a las palomas para no espantarlas. Incluso la subida del salario mínimo o la reducción de jornada de Yolanda Díaz se lo apunta como propio el Gobierno socialista. Mientras Sumar se desploma electoralmente, la vicepresidenta segunda gana en valoración. No sería extraño que Yolanda Díaz termine en las listas del PSOE. Lo que está claro es que hay Sánchez para rato.