Imaz reclama “una transición inteligente, no una ideologizada”

Junta de Accionistas

Los máximos directivos de Repsol piden a Europa apostar por los combustibles renovables y ratifican su apuesta por Venezuela y Libia

Josu Jon Imaz, consejero delegado de Repsol y Antonio Brufau, presidente de la compañía

Josu Jon Imaz, consejero delegado de Repsol y Antonio Brufau, presidente de la compañía

Repsol

El presidente de Repsol, Antonio Brufau y su consejero delegado, Josu Jon Imaz, defendieron ayer con vehemencia la estrategia de la compañía para afrontar la transición energética, apostando por la inversión en proyectos bajos en carbono y la digitalización, al tiempo que criticó lo que considera una transición ideologizada. “Necesitamos una transición inteligente, una transición ideologizada nos lleva a tomar malas decisiones”, dijo. La intervención del primer ejecutivo ofreció una visión detallada de los planes de la energética, marcada por el crecimiento rentable y la solidez financiera.

En el discurso dirigido a la Junta General de Accionistas que la compañía celebró ayer en Madrid, Brufau instó a la Comisión Europea a “perseguir una verdadera unión energética”. Recordó que el continente sigue importando grandes cantidades de gas natural de Rusia y que China refina el 90% de los minerales críticos. “No podemos depender tanto de socios externos ni sumar más dependencias a las que ya tenemos”, reclamó.

El directivo considera que Europa adolece de un plan de acción para la transición del refino, un sector estratégico. “Más del 95% del transporte de personas y mercancías en Europa se mueve con combustibles líquidos producidos en refinerías. Es también una industria fiable para mantener los servicios básicos. En lo peor de la covid o en el apagón que se produjo el pasado 28 de abril, nunca faltó combustible para los servicios esenciales”, apuntó.

En la misma línea Imaz pidió “abandonar el radicalismo ecologista que está contribuyendo a empobrecer a la sociedad y a incrementar las emisiones. Si no producimos gas natural el sur global tiene que pasarse al carbón que genera muchas más emisiones”, denunció. Un radicalismo que considera que también afecta a España ya que la apuesta europea por implantar el vehículo eléctrico ha implicado un incremento de las emisiones por un parque automovilístico más envejecido y un deterioro de la industria que incluso ha dejado de invertir en la reducción de emisiones.

Imaz defendió también la apuesta de Repsol por los biocombustibles y llegó a defender a preguntas de los accionistas la energía nuclear aunque reconoció que solo se podría considerar esta “si existiesen las condiciones regulatorias adecuadas, que no se dan en la actualidad”.

Ante otra de las inquietudes generalizadas de los inversores que tomaron ayer la palabra, la que se refiere a la evolución del dividendo, Imaz aseguró que si el negocio funciona según lo previsto en el plan estratégico de la compañía, espera un incremento del dividendo hasta superar el euro por acción en 2026 y llegar a 1,10 euros en 2027.

El directivo también ha defendido la apuesta de la compañía por mantener sus negocios en países conflictivos como son Venezuela y Libia. En cuanto al primero, ha asegurado que confía en que la negociación abierta con Estados Unidos permita hacer entender la posición en ese país. Respecto a Libia, Imaz la ha calificado de un país “adecuado para invertir” y ha destacado su compromiso por seguir creciendo tanto en la estracción de barriles como en nuevos proyectos de prospección. “Queremos formar parte de la estabilización del país”, ha asegurado.

Unas apuetas de cuya efectividad están tan seguros en la compañía que han llevado al consejero delegado a lanzar, con la prudencia que le caracteriza, un compromiso de remuneración para superar un dividendo por acción de más de un euro por título en 2026 que, si “todo transcurre según lo previsto y no hay ningún susto” alcanzará el 1,10 en 2027.

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