El rechazo a la oficialidad del catalán, el euskera y el gallego en las instituciones europeas es para Alberto Núñez Feijóo un debate muy incómodo, pero el presidente del PP prefirió propinar una “derrota sin paliativos” al Gobierno español, que tuvo que retirar su iniciativa ante la falta de consenso entre los socios, a ser consecuente con lo que su propio partido votó hace tres semanas en Galicia.
Si el 7 de mayo el PP de Alfonso Rueda siguió la misma senda de Feijóo en sus catorce años al frente de la Xunta –en los que, como recordó él mismo, usó el gallego de forma preferente en todos los actos públicos– y se sumó a una proposición, aprobada por unanimidad, para que la lengua gallega sea oficial en el Parlamento Europeo, ayer en Madrid se optó por celebrar que el catalán, por el momento, no se pueda hablar en Bruselas.
Los populares pasan de puntillas sobre el acuerdo del Parlamento gallego para que la UE reconozca su idioma
El líder popular, que dijo que “por supuesto” defiende todas las lenguas de España, tuvo que hacer equilibrios dialécticos para justificar esta palmaria contradicción y aludió a la “atípica” realidad del castellano en Catalunya, donde sigue sin cumplirse el 25% que el Tribunal Superior de Justícia (TSJC) reserva a esta lengua en las escuelas.
Por si ese argumento, el de la perentoria necesidad de avanzar en el “bilingüismo cordial” en Catalunya antes de oficializar el catalán en Europa, no fuera suficiente, Feijóo se refirió a otras tres “consideraciones”.
La primera es que para que un idioma pueda ser oficial en las instituciones europeas lo ha de ser también en todo el territorio nacional del Estado en el que se habla, premisa que en el caso de España es válida solo para el castellano, de modo que habría que cambiar los tratados de la UE, razonó, para “dar cabida” a las otras tres lenguas oficiales en sus respectivos territorios sin incurrir en una “ilegalidad”.
Además, las instituciones comunitarias se han impuesto el “principio básico” de simplificar su funcionamiento, por lo que “merece una reflexión”, dijo el presidente del PP, si vale la pena destinar cada año un centenar largo de millones de euros a la traducción de documentos e intervenciones a más lenguas.
Y por último, Feijóo apuntó a los países que tienen minorías lingüísticas –una cuarentena de idiomas, señaló, entre los que se encuentran el ruso y el turco– y que han mostrado “precauciones” ante la petición española.
Así pues, y aunque el líder del PP manifestó su respeto y apoyo al catalán, en Génova festejaron que las “amenazas y presiones” del Gobierno no hayan surtido efecto y Europa no pague el “peaje a Waterloo”, en alusión a los compromisos de Pedro Sánchez con Carles Puigdemont.