El triunfo, aunque ajustado, del ultranacionalista Karol Nawrocki en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Polonia, celebrada el domingo, propina un severo revés al Gobierno del primer ministro europeísta, el liberal Donald Tusk, y augura nuevas tensiones con Bruselas. Karol Nawrocki, irador del presidente estadounidense Donald Trump, derrotó por la mínima (50,89%) a Rafal Trzaskowski (49,11%), alcalde de Varsovia y candidato de Plataforma Cívica (PO), el partido del primer ministro.
Nawrocki, neófito en política, reclutado como independiente por el partido ultraconservador Ley y Justicia (PiS), se convertirá en jefe del Estado el próximo 6 de agosto. A sus 42 años, sucederá al presidente saliente, Andrzej Duda, originario del PiS, con la voluntad de defender los valores ultraconservadores y nacionalistas de su lema de campaña, Polonia primero, los polacos primero, en detrimento de la integración europea.
La misión de este historiador, que en su juventud fue boxeador, está clara en términos políticos. Continuará socavando las leyes y reformas de Tusk, como ha hecho Andrzej Duda desde que el líder liberal regresó al poder en diciembre del 2023 al frente de una variopinta coalición de partidos que van del centroderecha a la izquierda.
Difícil cohabitación
La presidencia puede obstaculizar reformas y hay leyes del Gobierno Tusk frenadas ya por el presidente saliente, Andrzej Duda, originario del partido ultranacionalista PiS
La primera consecuencia de la derrota del liberal Trzaskowski se produjo el mismo lunes. En una comparecencia televisada por la noche, Donald Tusk anunció que en fecha próxima solicitará al Sejm (Cámara Baja del Parlamento) un voto de confianza para su Gobierno de coalición. Mientras, aseguró el primer ministro, “de acuerdo con la Constitución y con nuestra propia conciencia, cooperaremos con el nuevo presidente siempre que sea necesario y posible”.

El primer ministro polaco pedirá una moción de confianza
Entre los planes del Gobierno de coalición de Tusk bloqueados por Andrzej Duda en el último año y medio figuran las reformas judiciales, la liberalización de la ley del aborto y la introducción de las uniones civiles para parejas del mismo sexo. El presidente polaco, cuyo mandato es quinquenal, desempeña un papel representativo, pero está dotado de cierto poder de veto que puede resultar crucial, sobre todo en épocas de cohabitación, cuando el primer ministro es de otro partido.

El primer ministro, Donald Tusk, en la noche de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, el 1 de junio en Varsovia
“Se espera que Nawrocki, sin experiencia política y considerado bastante duro de tratar, adopte una postura aún más obstruccionista, sobre todo porque se le percibe como un producto del líder del PIS, Jaroslaw Kaczynski, así que impulsará la agenda del PiS incluso más que el presidente Duda”, sostiene Joanna Maria Stolarek, directora de la oficina en Varsovia de la Fundación Heinrich Böll, vinculada al partido alemán Alianza 90/Los Verdes.
“El Gobierno de Tusk quedará paralizado, incapaz de implementar propuestas legislativas y reformas; su electorado está decepcionado y frustrado –señala Stolarek–. La falta de reformas podría desestabilizar al Gobierno, sobre todo porque la coalición ya no está de acuerdo en muchos proyectos, así que podría colapsar, lo que llevaría a elecciones anticipadas”. Técnicamente, la actual legislatura termina en otoño del 2027.
Simpatizante de Trump, el ahora presidente electo polaco se reunió con él en la Casa Blanca poco antes de la primera vuelta de las presidenciales del 18 de mayo. “Nawrocki y el PiS jugarán la carta Trump-Estados Unidos en política interna, criticando un supuesto abandono de la alianza transatlántica por parte de Tusk al alinearse con los aliados europeos de Polonia; esto reducirá el margen de maniobra de Tusk en política exterior y de la UE”, alerta Piotr Buras, director de la oficina en Varsovia del laboratorio de ideas European Council on Foreign Relations (ECFR).
Si bien Nawrocki promete mantener el apoyo polaco a Ucrania en su guerra contra el invasor ruso, rechaza su ingreso en la OTAN y critica la ayuda a los refugiados ucranianos en Polonia. A juicio de la analista Stolarek, “la cooperación con la UE se verá dificultada por la postura antieuropea de Nawrocki, que bloqueará leyes y regulaciones que promuevan una mayor integración europea”.
Toma de posesión el 6 de agosto
A sus 42 años, Karol Nawrocki apuesta por los valores ultraconservadores y nacionalistas de su lema de campaña, “Polonia primero, los polacos primero”, en detrimento de la integración europea
Karol Nawrocki, nacido en 1983 en la ciudad portuaria de Gdansk, presume de sus orígenes humildes. Del 2017 al 2021 fue director del Museo de la Segunda Guerra Mundial de Gdansk, y luego presidió el Instituto de la Memoria Nacional (IPN), donde alcanzó cierto renombre al impulsar la retirada de monumentos al Ejército Rojo dentro de una ‘ley de desrusificación’ de espacios públicos.
“Un Gobierno que no pueda sacar adelante sus proyectos clave probablemente no sobrevivirá otros dos años y medio”, avisa el politólogo Buras. En cualquier caso, la victoria de Nawrocki en unas elecciones presidenciales disputadas entre europeístas y ultranacionalistas, fortalece al partido Ley y Justicia, que gobernó durante ocho años (del 2015 al 2023), en su objetivo de reconquistar el poder en las próximas elecciones generales.
El candidato europeísta Trzaskowski, que en un primer momento de los sondeos acarició la presidencia, felicitó varias horas más tarde al ganador, lanzándole una advertencia. “Esta victoria compromete, sobre todo en estos momentos tan difíciles. Sobre todo con un resultado tan ajustado. No lo olvide”, escribió en la red social X .